Veintiséis cajas tiene el supermercado de las cuales solo dos están atendiendo a la larguísima cola de clientes que se disponen a pagar. Allí, con su carrito lleno de víveres, una señora refunfuña: “¿A dónde vamos a llegar? ¡Dos cajeras nada más para todo este gentío! Claro, porque esta nueva ley de vagos que cínicamente llaman ley del trabajo les da yo no sé cuántos días libres a esos sinvergüenzas… Chavistas promotores de la vagancia y que ahora pretenden que sea el laborioso empresario el que pague los platos rotos. Como si fuera tan fácil contratar suficiente personal sin ir a la quiebra. Eso es lo que quiere este comunismo: la quiebra, la destrucción del aparato productivo del país.
Sí, aunque lo nieguen, vivimos en comunismo y con libreta de racionamiento sin libreta, porque ni para libretas tienen, sino que ponen cartelitos en los anaqueles: “Cuatro pollos…
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