La posición bípeda y el dominio de la palabra nos diferencian de los restantes mamíferos. El desarrollo de la técnica, el ahorrar esfuerzo, ha menguado las facultades físicas que debieron tener nuestros más lejanos antepasados. El empleo generalizado de la cocción de los alimentos modificó la función de los cordales. En sentido inverso, el proceso histórico dotó a las lenguas de riqueza y complejidad crecientes. La nuestra dispone de recursos notables, evidentes en los tiempos y modos verbales y en la arquitectura de las oraciones. Es un eficaz medio de comunicación que viabiliza matizar cualitativamente el arte de dialogar para sugerir los distintos grados de afectividad y de crítica. Constituye el medio idóneo para el ejercicio del pensar y establecer los nexos entre las ideas abstractas y lo terrenal concreto.
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